Viajar a Cullera es sinónimo de bellas playas rodeadas de una historia en forma de patrimonio. Es una típica ciudad veraniega situada en un paraje entre el mar y las montañas, lo que convierte al destino en un lugar ideal para ir y disfrutar del sol y la playa acompañado de la familia. Las visitas por el cuidado casco histórico y las rutas de distintas temáticas completan una agradable oferta turística. Las caminatas por la Montaña de Cullera y el Marjal o los Arrozales son, junto a las actividades en el río Júcar, uno de los principales reclamos de los visitantes. La gastronomía es otro protagonista que no debes perderte. Si vas a visitar Cullera, vas a tener la oportunidad de degustar algunas de las mejores paellas y arroces a nivel nacional.
Si decidimos conocer Cullera tenemos que planear cuáles de sus muchas playas queremos visitar. Si vamos acompañados de niños pequeños, la Playa de l’Estany es perfecta, situada al norte de la famosa laguna de mismo nombre. Sin embargo hay playas para todos los gustos como la Playa de Mareny de S. Llorenç, nudista e incluida en el Parque Natural de l’Albufera. Mientras que si eres un deportista nato, la Playa de Cap Blanc, considerada como una de las más bonitas de la zona e ideal para la práctica del windsurf, será la ideal para ti.
Los viajes a Cullera son ideales para la familia entera. El Aquópolis es un parque acuático que será un paraíso para los niños pequeños. Para los más grandes, actividades como el buceo o kayak y la oferta de ocio con bares de copas y festivales animarán su estancia en la ciudad.
A pesar de las playas, mucho turismo en Cullera se adentra en su casco urbano, donde encontramos el Castillo de Cullera y el camino del Calvario, una senda famosa por su forma de zig-zag que lleva hasta la edificación. Al lado podemos visitar el Santuario de la Virgen del Castillo y a lo lejos observaremos el bello entorno natural que rodea la ciudad, con las famosas letras blancas en la montaña de las Zorras al más puro estilo "Hollywood".