A las orillas del río Duero y rodeado de pinares nos encontramos con Almazán, considerado uno de los pueblos más bonitos de la zona. Su nombre significa “lugar fortificado” en árabe y hace referencia a su recinto amurallado medieval, en cuyo interior residen callejuelas estrechas y monumentos románicos. Como curiosidad, los Reyes Católicos decidieron visitar Almazán en varias ocasiones. Este pueblo se suele recorrer en conjunto con otros pueblos medievales de Soria como Medinaceli y el Burgo de Osma. Explorar las calles medievales del casco antiguo es una buena forma de planear los viajes a Almazán. Uno podrá pasear por una de las puertas monumentales que marca el antiguo recinto amurallado y se podrá observar el punto neurálgico del casco medieval: la Plaza Mayor, un lugar repleto de terrazas perfecto para disfrutar de un café o tomar algo al aire libre en verano. Si queremos conocer Almazán y su faceta cultural, en este mismo lugar hallamos algunos de los monumentos más famosos de la ciudad como la Iglesia de San Miguel, un gran ejemplo del románico soriano y notable por su bóveda mudéjar del siglo XII. Otro edificio histórico con un importante pasado es el Palacio de los Hurtado de Mendoza, una gran construcción con una fachada gótica famosa por haber alojado a los Reyes Católicos.Viajar a Almazán no sólo es ver un pueblo de interior. Si salimos del muro nos encontramos un entorno verde y moderno por el que disfrutar de una agradable caminata. Cruzando los puentes sobre el Duero entramos en La Arboleda, una extensa zona a las orillas del río repleto de modernas esculturas que dotan de una imagen distinta al pueblo medieval. Es un sitio perfecto para explorar en bicicleta o recorrer con la familia. Si queremos seguir haciendo turismo en Almazán podemos alejarnos más allá de la muralla y visitar las ruinas del Convento de la Merced, famoso por ser donde murió el famoso autor Tirso de Molina en el siglo XVII.