Asomada al Mediterráneo se encuentra está pequeña localidad mallorquina, situada sobre una colonia de rocas rojizas. Viajar a Deyá es hacer un viaje a un lugar en el que los colores, los olores, los sabores, los sentidos son los protagonistas.
Refugio de bohemios y artistas, el turismo en Deyá ha crecido gracias a su fama de ser lugar rebosante de belleza y encanto. Muchos personajes conocidos como Gabriel García Márquez o Julio Cortázar, han pasado aquí largas temporadas, inspirándose en los paisajes de la localidad y en la tranquilidad que en este rincón de la isla de Mallorca se respira.
Pero fue Robert Graves, el escritor que más tiempo paso en el municipio, quien incluso le dedicó algunas líneas en su obra y está enterrado en el cementerio de la ciudad. Un lugar que es para algunos de los aficionados a la literatura un lugar de peregrinación que visitar en Deyá.
En un enclave inmejorable como es la Sierra de Tramuntana, sus playas accidentadas, de calas y acantilados son una de las razones de peso para hacer turismo en Deyá. Muchos viajeros eligen el municipio para disfrutar de sus fantásticos entornos naturales y de todo lo que el mar, la arena y el sol les pueden ofrecer. En el interior el pico Puig des Teix, con sus más de 1.
000 metros de altitud, bien merece una subida, desde la cima las vistas son espectaculares y tendrás la sensación de que la subida ha merecido la pena.
El centro de la ciudad es el lugar prefecto para dar un paseo y conocer Deyá mejor. Llama la atención como el núcleo urbano conserva las formas arquitectónicas tradicionales, al caminar por sus calles parece que el tiempo se hubiera detenido siglos atrás. En tu camino encontrarás lugares como la Iglesia del Rosario, la Posesión de Son Marroig, Ca n’Alluny, el Museo Arqueológico…
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