Viajar a Capdepera, sortear su accidentado relieve, los cerros y montes que la rodean, es llegar un lugar que parece haberse detenido en el tiempo. En mitad de un entorno natural increíble de sierras y calas se alza está localidad presidida por su fortaleza que transporta al viajero a siglos atrás en un viaje en el tiempo.
Y es que el Castillo, situado en la zona más alta de la localidad, es uno de los emblemas de la ciudad y del turismo en Capdepera, no sólo por su grandeza arquitectónica, sino también por haber sido escenario de importantes acontecimientos históricos. Mandado construir sobre el año 310, fue durante la Reconquista cuando se forjó su leyenda, pues se dice que desde este mismo fue posible conquistar la isla de Menorca.
También es interesante hacer algo de turismo en Capdepera por su casco urbano. Las casas mallorquinas sorprenden a los viajeros, que se encuentran con un lugar tradicional de lo más pintoresco. En su caminar se encontrará también rincones como la Iglesia de la Esperanza, de estilo gótico o la Torre de Canyamel.
Pero es su costa uno de los lugares más queridos por los viajeros que deciden visitar Capdepera. Una costa irregular, donde conviven los acantilados y calas, típicamente mediterránea. Las calas de Mesquida, Cañamel o Rajada, son algunas de las más conocidas y más concurridas durante los meses de verano.
El municipio se encuentra a unos 80 kilómetros de la capital, Palma de Mallorca, y sólo es posible viajar a Capdepera por carretera. Lo más aconsejable es utilizar alguna de las líneas de autobús que conectan ambas ciudades o, sino, alquilar un coche en el mismo terminal aéreo mallorquín en el caso de volar hasta Palma.
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