La villa asturiana de Luarca se localiza en el enclave del Camino de Santiago. Viajar a Luarca es una simbiosis de mar, río y montaña, por lo que atrae más visitantes durante los meses de verano. Con más de 5.000 habitantes, es una típica villa blanca asturiana, que cuenta con un puerto pesquero cubierto de tejados de pizarra; por todo ello, Luarca tiene uno de los conjuntos urbanísticos más bonitos de la costa asturiana. A pesar de que es pequeño, hay muchos rincones imprescindibles para conocer Luarca.Lo ideal a la hora de visitar Luarca es perderse por sus calles. Gracias al río Negro, los barrios de la localidad están unidos por siete puentes, siendo el Puente del Beso el más conocido. En sus diferentes barrios, se pueden apreciar las raíces medievales de su arquitectura, siendo un claro reflejo de ello El Cambaral, la Pescadería o La Carril.Entre los elementos históricos más emblemáticos que uno puede encontrarse haciendo turismo en Luarca está la Iglesia Parroquial de Santa Eulalia, lugar donde se guardan importantes retablos barrocos del siglo XVIII. Presidida por el Ayuntamiento de la ciudad se encuentra la Plaza de Alfonso X el Sabio, mientras que el Palacio de los Marqueses de Gamoneda hoy en día actúa como Oficina de Turismo de Luarca. El Camposanto es otro lugar muy recomendado en los viajes a Luarca. Este cementerio de gran belleza alberga los restos de Severo Ochoa, el hijo más ilustre del lugar. Además, el Centro del Calamar Gigante, localizado en el puerto, o el Faro de Luarca, son otros puntos de notable interés para el turismo luarqués.