La capital de Bulgaria, Sofía, es un destino emergente. Antes fue simplemente una puerta de llegada para ir a las playas del Mar Negro o a las estaciones de esquí. Sus bajos precios y la gran oferta histórica y cultural lo han convertido en un destino cada vez más popular. Hace 2000 años los romanos la denominaron Serdica, y hoy alberga un gran patrimonio histórico repleto de ruinas romanas, iglesias medievales, declaradas Patrimonio de la Humanidad, mezquitas otomanas e imponentes monumentos de la época comunista.
Cuando viajes a Sofía, podrás disfrutar de los impresionantes frescos y del ambiente sagrado de las iglesias ortodoxas búlgaras, uno de los grandes atractivos. Aunque la moderna Catedral de Alejandro Nevski es el emblema de la ciudad por sus cúpulas verdes y doradas. Al visitar Sofía podrás disfrutar de algunas joyas medievales como la Iglesia de Santa Sofía o la Iglesia de Sveti Georgio, construida sobre un templo romano.
Para conocer Sofía más a fondo puedes visitar las ruinas de Serdica o, en el mismo centro, los anfiteatros de gladiadores, mosaicos detallados y una extensa necrópolis. Hacer turismo en Sofía también te permitirá conocer la marca de la época comunista. Los elegantes edificios alrededor de la plaza central del Largo son considerados varios de los mejores ejemplos de Europa, al igual que el enorme palacio de congresos un poco más allá de la capital, el Palacio Nacional de la Cultura, rodeado de enormes jardines.
Al viajar a Sofía también podrás realizar excursiones por sus bosques o esquiar en sus pistas nevadas. En las faldas del monte Vitosha, además, encontrarás otras joyas históricas como la Iglesia de Boyana, repleta de exquisitos frescos, por lo que ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.