Situada a orillas del fiordo del río Forth y rodeada por montañas y el mar del norte, Edimburgo es una ciudad portuaria con dos distritos claramente diferenciados: The Old Town (ciudad antigua) y The New Town (ciudad nueva), ambos declarados Patrimonio de la Humanidad. Al viajar a Edimburgo contemplaremos una oferta monumental y arquitectónica impecable, así como una gastronomía con el whisky como protagonista indiscutible. Además, es mundialmente conocido por su Festival Internacional, que atrae una inmensa cantidad de turismo en Edimburgo en esas fechas.
Al conocer Edimburgo observaremos que, a pesar de su carácter cosmopolita y de gran referencia, es al mismo tiempo una pequeña ciudad fascinante, acogedora y muy cómoda de visitar. Caminando por sus callejones hasta el Royal Mile, la calle más histórica, nos encontraremos con puntos de interés emblemáticos como el Castillo de Edimburgo, una antigua fortaleza erguida sobre una roca volcánica situada en pleno centro de la ciudad, con un paisaje descomunal por estar al borde de un acantilado. Paseando por el barrio de Old Town veremos que conserva su estructura medieval y un gran número de edificios de la Reforma Protestante.
Por otro lado, New Town se erigió para solucionar la sobrepoblación de la ciudad, dando una nueva cara a la ciudad. Una de las construcciones más visitadas es Hollyroodhouse, la actual residencia oficial de la Reina de Inglaterra en Escocia. Por su parte, muchos viajes a Edimburgo pasan por Leith, el puerto de la ciudad y punto de partida para los cruceros que se dirigen a Noruega, Suecia y Dinamarca.
Visitar Edimburgo es vibrar con sus pubs y sus sesiones de música improvisada. Es un lugar repleto de discotecas, largas fiestas y famosos festivales como el de Edimburgo, una festividad veraniega internacional de arte con énfasis en la música y el teatro