Considerada la más bonita de Polonia, Cracovia es una ciudad con un casco antiguo medieval que apenas sufrió daños durante la 2ª Guerra Mundial, hecho que ayudó a su conservación y finalmente llevarlo a ser declarado Patrimonio de la Humanidad hoy en día. Es una zona de plazas pintorescas e iglesias renacentistas, que se mezclan con la modernidad y el dinamismo que ofrece la metrópoli con su gran cantidad de bares, restaurantes y galerías de arte. Viajar a Cracovia puede incluir la exploración de las impresionantes montañas del sur del país y los monumentos históricos como el famoso campo de concentración de Auschwitz o las minas de Wieliczka.
Para conocer Cracovia a fondo se puede pasear por las calles y plazas de su centro histórico hasta llegar a la Plaza del Mercado, la plaza medieval más grande de Europa. Alberga famosos monumentos como la gótica Basílica de Santa María o la Lonja de los Paños, un gran edificio renacentista que tiene en su interior un concurrido mercado de artesanía polaco. Como si se hubiera sacado de un cuento de hadas vemos el Castillo de Wawel, ubicado encima de una colina en el centro de la ciudad y rodeado de unos impresionantes muros. Al visitar Cracovia podremos relajarnos en el Kazimierz, el antiguo barrio judío que hoy en día es una zona bohemia con gran cantidad de cafés, bares, boutiques y galerías de arte.
Los viajes a Cracovia no se centran sólo en el centro de la ciudad. Para disfrutar de algunos de sus atractivos más importantes debemos desplazarnos hasta las Minas de sal de Wieliczka, construidas en el siglo XIII y famosas por sus grandes salas similares a las de una catedral, pero en ningún caso debemos olvidar el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau un lugar que, a pesar de su controvertido y despiadado pasado, concentra muchísimo turismo en Cracovia. Hoy en día es un museo basado en la historia del lugar y el impacto que tuvo en la ciudad.