Masaje tailandés y social
Uno no puede ir a Tailandia y volverse sin haberse dado un auténtico masaje tailandés. Sitios hay muchos, anunciados por muchísimas partes, pero tan especial como este, desde luego que no. Y es que a las mujeres presas de la cárcel de Chiang Mai se les enseña en prisión el arte y las técnicas del masaje tradicional tailandés con el objetivo de que puedan ganarse la vida sin necesidad de delinquir una vez que han salido de la cárcel, sin duda una gran iniciativa y obra social que está teniendo una gran acogida. Tanta, que ya se han abierto varios centros de masajes de este tipo en Chiang Mai.
Hay varios tipos de masajes y de distintos precios y duración, pero el masaje “standard” tailandés, dura una hora y cuesta 200 baths (5 euros). Lo primero que hacen las chicas cuando uno llega a un centro de estos es lavarte los pies, y acto seguido, te invitan a pasar al probador para que te cambies de ropa. Te dan una ropa comodísima y, una vez puesta, te invitan a pasar a la sala de masajes. Allí, tumbado, con poca luz y con música relajante de fondo es imposible resistirse al buen hacer de las masajistas. El masaje incluye piernas, espalda, brazos y cabeza. Al acabar y como cortesía de la casa, invitan a un te al cliente.
