Tu casa en el camino
Durante nuestro tiempo en Medellín tuvimos la oportunidad de hospedarnos en el Waypoint Hostel. Era viernes y nada más llegar ya nos dimos cuenta de que aquel no se trataba de un hostal cualquiera. Su aspecto de casa de fraternidad americana y su piscina nos llamó la atención, pero sobre todo fue Diego (su gerente y propietario), que nos recibió con un caluroso abrazo y una suculenta barbacoa que ofrecen una vez por semana para todos sus huéspedes de manera gratuíta, y que nos supo a gloria después de la muchas horas de viaje en autobús sin probar bocado.
En Waypoint se encuentra ubicado en uno de esos llamados puntos estratégicos. No está en el Parque Lleras (junto al grueso de la oferta hotelera) ni tampoco en el Poblado, pero si muy cerca . De hecho es el único albergue que tiene el metro cerca, lo que te permite tener toda la ciudad al alcance de la mano, eso sin impedir llegar a la zona de marcha tras un paseo de unos 20 minutos.
En el hostal hay habitaciones comunes y privadas, con el aroma del auténtico espíritu mochilero para aquellos que lo busquen o la libertad de pasar más desapercibido para los que quieran tranquilidad. Sin duda de las mejores cosas con las que cuenta el Waypoint es su equipo, que se distingue por su amabilidad colombiana, involucrándose en las actividades con los mochileros para darles una mejor experiencia. El propio Diego, cuando el tiempo se lo permite, disfruta sumándose a excursiones y actividades para enseñar y vivir Medellín como si fueras un local.
Para aquellos que busquen aprender el idioma, el albergue también ayuda a los extranjeros a mejorar su léxico saliéndose del español académico y ofrece a su vez, posibilidad de realizar voluntariados.
Si una frase puede resumir de alguna manera lo que este hostal es, no es otro que su lema, ya que te hacen sentir como en casa durante el tiempo en que decidas quedarte. Medellín engancha y el Waypoint también, así que no te sorprendas si alargas tu estadía en la ciudad de la primavera eterna.


