De camino desde Umeä a Akäslompolo y d...
De camino desde Umeä a Akäslompolo y después de desviarnos desde Luleä por la E-10, era hora de comer algo pues ya serían las dos de la tarde. A unos veinte o treinta kilómetros de la pasar Luleä nos encontramos con una especie de restaurante en carretera.
El entorno era paradisiáco, en medio de un gran bosque y por la carretera ni un sólo coche, el cielo limpio de un azul intenso y sin apenas nubes. Tan sólo un coche ocupaba una de las plazas del gran aparcamiento.
La apariencia era un poco inusual para un restaurante pero como teníamos hambre decidimos entrar. El conjunto del sitio lo constituía unas tres cabañas, en la principal colgaban de sus paredes algunos objetos de souvenirs y las otras dos, una era una cabaña de pescadores y otra una pequeña capilla. En ambas estaban en el porche barcas y artilugios antiguos que representaban épocas pasadas.
En cuanto al restaurante en sí, aún me acuerdo que a la derecha nada más entrar estaba una pequeña barra donde tenías la pequeñísima carta que ofrecían. Constaba solamente de hamburguesas, perritos y pizzas de las que te venden en los supermecados.
En estos momentos piensas que más vale poco que nada así que nos adentramos en el pequeño comedor. Mesas con manteles de plástico a cuadros y bancos de madera era todo el lujo que podías obtener.
El marco era algo digno de ver, lo de comer ya pasó a segundo plano. Los objetos antiguos de colección para su venta en una habitación contigua y el café hecho en una cafetera de las antiguas te hacían olvidar el apetito que pudiéramos tener.
Este lugar de verdad merece una visita especial, creo que de los que hemos visitado en cuanto a restaurantes se refiere es único.
Si un día tenéis la oportunidad de viajar por estas tierras, no dudéis en parar pues merece la pena. Contemplar estos sitios es una de las ventajas de viajar en coche y perderte.