Un paseo infinito a orillas del río Miño
A esta pequeña localidad portuguesa la gente acude sobre todo a disfrutar de los buenos precios de innumerables productos en su mercadillo semanal los sábados. Para mi, Vilanova es mucho más. Es un remanso de paz donde poder disfrutar de un café a la sombra de los sauces llorones junto a su pequeña fortaleza. Es el saber aprovechar el encanto de sus calles peatonales siempre adornadas y animadas. Son los largos paseos en bici por su eco-ruta fluvial. Es el lugar ideal para disfrutar de una puesta de sol diferente a orillas del Miño. En Otoño e invierno el sol se oculta justo sobre la línea del horizonte que se funde con el río.