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Viaña Dirección

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Entre los arroyos de Viaña, la selva esmeralda

Excelente

Otro día de ruta para descubrir el valle de Viaña, antes de llegar a Vega de Pas, se encuentra la desviación a la derecha "Viaña" en la cabecera del río Pas.

En la zona de cabecera se divide en dos nacederos, donde se reúnen ambos valles, el de Tejada y las cabañas de Cubirquío.
Objetivo, conocer en una ruta circular de unas 4 h, con un desnivel de 270 m acumulados, el Arroyo de Bustalvain.

Rincones ya desde el inicio que sorprenden por los cursos fluviales, de aguas cristalinas, huellas del mar Cantábrico, grabadas en la dura roca, testimonio del pasado.
Por el valle de la Tejeda es por donde nos adentramos a su vecino Bustalvain. Donde iremos viendo como las pequeñas masas de cajigales que aun, perviven en el entorno del valle pasiego.

Junto a frondosos helechales, espinos, dan paso coexistiendo con el bosque atlántico, huellas dejadas por la acción del fuego y la ocupación humana del lugar.

Y atractivos no le falta, más bien se acumulan en estos hábitats, cada día más en declive, donde los senderos peoniles, son una maravilla para el senderista de hoy.

Puentes de piedra serán los acompañantes de la ruta, para ver la organización del espacio para el ganado, los muros que lindan las fincas, los abrevaderos donde el fuir del agua se agradece y pensar, que en otros tiempos el mar llego hasta aquí, así lo atestiguan sus fósiles en las lastras.

Nos adentramos con Emilio, guía de la actividad , su propuesta , descubrir el bosque, valles y brañas, preparadas para el pastoreo estacional ¡como, pues a través del porque de las cosas! Creo que nos falto la espontaneidad que tienen los niños, ¡su curiosidad al fin y al cabo!

El bosque fue el que nos acompaño parte del inicio, llegan tramos de matorral, helechos y colonización de espinos, sauces y de algunos robles. Laderas que a su vez son más umbrías y con pronunciadas pendientes, sin cabañas, y si de uso pastoril.

Según te adentras en el sendero, surgen abedules, otras zonas mas pobladas de sauces y grupos de avellanos entorno al cauce del río Bustalvain.

Aparecen los saltos de agua, una cascada de aguas cristalinas siempre tan fotogenica y puentes tapizados de musgo muy coquetos, que nos permiten sortear las fincas, hacia las laderas.

Los senderos discurren entre fincas y cabañas, donde las panorámicas son cada vez más disfrutadas por los haces de luz, descubriendo una selva de cuento, la selva esmeralda.

Cabañas salpicadas en mosaico por los valles de intensos verdes, a modo de maqueta en el Campizo de Busticabañas, en la ladera del valle de Tejeda.

Momentos de hacer altos en el camino, tras ir remontando la subida y como no, de ver como el paso del tiempo, va pesando y dejando huella, ahí el deterioro en algunas cabañas.

También de escuchar y asimilar los porque. Que el guía tuvo a bien ir desgranando del lugar, de la flora, las aves, al hongo rojo del mantillo, que contiene esporas, se despliega en 4 o 8 brazos rojos, a modo de tentáculos (Clathrus archeri o Dedos del Diablo) al que no tenia el placer de conocer.

Un excelente mirador, para otear hacia tierras burgalesas por la cumbre del Cotero y relajando la retina, por las laderas del bosque, quejigales Marroquin.

De visualizar los matices de la paleta de verdes que posee, esta afortunada región Cantabria.
Y seguir disfrutando de regreso del sonido del agua, de los arroyos de Viaña.
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