Pueblo con aire señorial
Cuando uno se propone visitar los pueblos negros de Guadalajara se verá obligado a elegir una de las dos rutas posibles. Circunstancialmente yo me equivoqué al elegir el camino, no obstante supuso una alegría, porque vi pueblos muy bellos y porque eso supone regresar al lugar y en la próxima ocasión intentar no equivocar la ruta.
Son rincones realmente hermosos, tan solo se aprecia que estos pueblos han sido pulcramente restaurados, lo que les da un aire señorial que sin duda nada tienen que ver con lo que debieron de ser antaño. Ha sido un trabajo meritorio y de verdad que aconsejo visitarlos.
La pizarra forma parte del paisaje, tanto en los techos como en las paredes, al igual que en muchas de sus calles, donde la utilizan para crear pequeños surcos por donde se desliza el agua. Lo visitamos un día gris y la llovizna era incesante, lo que ayudaba a darle un aspecto aún más encantador al pueblo.