Una pequeña ciudad en el campo
Ordino aparece ante nosotros, después de recorrer la carretera que nos lleva desde Andorra La Vella en poco más de 15 minutos, como un hermoso pueblo con aires de ciudad que se ha integrado completamente con el paisaje que lo circunda.
Pero no siempre fue así, ya que la riqueza del pueblo que ahora admiramos no viene de la agricultura y la ganadería, que durante siglos fueron su fuente de subsistencia, que no de opulencia. Ésta llegó a partir del siglo XVI , con el furioso despegue de la industria de la fragua, que casi hizo desaparecer la vegetación de grandes árboles que rodeaba el pueblo para la obtención de carbón vegetal.