El Mediterráneo sin mar
Un título un poco extraño, lo reconozco,pero no carece de sentido ni de explicación.
Porque cuando llegamos a la ciudad, más parece que hemos cambiado de país, y que estemos en la Italia más elegante, con sus palacios y mansiones que parecen salidos de películas como El Gatopardo, o las palmeras y olivos que podemos encontrar en el sur de la Bota Italiana.Y la gente. También ellos son diferentes al resto de los suizos, incluso a veces creo que se sienten más italianos, sobre todo cuando les invade el sentimiento del Dolce Far Niente, esa ligereza italiana que aquí se encuentra recubierta de un gruesa capa de eficiencia y suiza. Y todo esto viene a raíz de su herencia milanesa, de cuando fue territorio disputado por el Ducado frente a Como. Luego ya fue ocupada por la Confederación Helvética y se integró completamente en el país, aunque siguió acogiendo a los italianos que se huían de la Italia del Risorgimento.