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Trekking en el País Dogón

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3 opiniones sobre Trekking en el País Dogón

Lo que parecía tan difícil...

La mejor manera de conocer el País Dogón, es andando, teniendo en cuenta que la mayor parte de sus poblados se extienden en las faldas de la gran falla de Bandiagara, límite natural del Sahel que se extiende a lo largo de 200 km en un eje noreste-suroeste y con alturas que llegan a alcanzar hasta los 350 m de caída sobre la inmensa llanura de Gondo, donde comienza el ecosistema de sabana.
Al principio, algunos nos "asustamos" ante la subida, ya que sólo se ven piedras, sin senderos, y una altura considerable. Sin contar con el calor que hace!
Unos chicuelos vienen a ofrecerse como porteadores, sí, sí, como lo oís... y el guía nos aconseja que no está mal que nos lleven la mochila de mano con el agua y los típicos cachivaches (crema sola, cuadernito)... es una manera de que ellos se ganen un dinero, una manera de contribuir a su pequeña economía. Total, que aceptamos, y es recomendable si no estáis entrenados en esto del trekking (andar, en cristiano).

Comenzamos a subir, y descubrimos que no está tan mal, ya que nuestros pies se agarran bien a las rocas, por supuesto los dogón nos van indicando el camino de tal manera que vamos de piedra en piedra y éstas son bastante planas en su mayoría, y por supuesto descansamos de vez en cuando.
Ya arriba, nos encontramos con unas vistas de la llanura de Gondo espectaculares, y además muy verdes tanto por la época del año (agosto, mes de lluvias) como porque ese año el cielo había sido espléndido con ellos. La meseta parece un paisaje de rocas lunares, con grandes grietas que la atraviesan, seguramente por acción de los grandes cambios de temperatura. En ocasiones, tenemos que cruzar esas grietas por una especie de puentes hechos por los Dogón para su propio tránsito: troncos y piedras. En otra ocasión, para llegar a uno de los pueblos por donde pasamos, Yougha Dogourou, tenemos que bajar a sus profundidades... creo que ése fue el momento más "comprometido" para los blanquitos, ja, ja, porque había que bajar por unas escaleras Dogón, que no es ni más ni menos que un tronco con unos peldaños tallados en su superficie, muy toscos, resbaladizos, y no pensados para nuestros pies torpes.

La verdad es que lo disfrutamos un montón, aunque echando cuentas estuvimos unas 6 horas en danza.
No obstante, si queréis, podéis hasta organizaros un trekking de varios días, con parada y fonda en varios de esos pueblos! incluso el gobierno de Mali ha impulsado una red de albergues-alojamientos en esta zona, que, eso sí, tienen que guardar la estructura y estilo de la arquitectura tan característica de estas gentes, algo que seguramente no sea ningún problema para ellos, y no lo debería ser para vosotros, ya que es encantador :-)
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BAJO EL CIELO DE ORIÓN

Hace ya muchos años que mi amigo Óscar se marchó a vivir a Ouagadougou, donde montó una pequeña agencia de viajes de aventura por el área de la cuenca del Níger, Burkina Faso, Benin y Togo. Su presencia allí me animó a realizar varios recorridos por la zona, y tener experiencias inolvidables. Durante mis primeras visitas, quise ir por mi cuenta, sin organizar, pensando que la verdadera África se conoce cuando debes buscarte la vida momento a momento, dejando que el tiempo y las circunstancias marcaran el ritmo del camino. Sólo me hice una hoja de ruta, con la casa de mi amigo en Ouaga como meta, partiendo de Bamako, en Mali, como punto de partida. Fue aquel primer viaje un cúmulo de casualidades que me permitieron visitar, además de Bamako, Segou, Djenné y Mopti, y realizar una ruta en pinaza por el río Níger hasta Tombuctú. De vuelta a Mopti en avión, tomé un autobús hasta Ouagadougou, donde me esperaba mi amigo. Sin duda, ya digo que son las casualidades del camino las que marcan los avatares del viaje, que no terminó en Ouaga, ya que Óscar me ayudó a conocer el norte de Burkina después. Pero no era esta primera experiencia la que quiero contar. Desde ese momento me quedé con las ganas de visitar el País Dogón. Todo el mundo me hablaba maravillas sobre ese territorio, pero había que ir organizado necesariamente. Hice dos viajes más a África antes de ir allá, pero cuando por fin llegué, la espera mereció la pena. Tengo que reconocer que soy un privilegiado, ya que mi amigo lo organizó todo, y únicamente fuimos tres personas más el conductor del todoterreno y un guía local.

Atravesamos la frontera de Mali pasada Ouayigouya, es decir desde Burkina Faso y pasamos nuestra primera noche dentro del País Dogón en la aldea de Benimato. A partir de aquí iniciamos la ruta a pié pasando por diversas aldeas hasta Youga Piri, y de allí a Telli, donde volvimos a coger el coche hasta Bandiagara, desde donde marchamos a Mopti, y vuelta a Ouagadougou. En total fue una semana increíble con marchas de entre 10 y 15 km diarios a través de la gran "falaise", ese magnífico corte rocoso donde habita el pueblo dogón, con casas y graneros colgados literalmente de las paredes del acantilado. Nunca olvidaré el encuentro con un grupo de estudiantes franceses de formación profesional que andaban por la zona instalando placas solares en los poblados. Una noche amenizaron la aldea con la proyección de la película "El Sexto Elemento" con el equipo de video que llevaban. Una anécdota más que sirve para demostrar la relatividad de las distancias entre nuestros mundos. Generalmente, el turista de aventura busca la "pureza" natural y cultural de las zonas que visita, pero a diferencia con el viajero, éste siempre está preparado para encontrarse con cualquier realidad, la acepta y analiza como parte de su experiencia.
Una amiga que me acompañaba me señaló las estrellas de Orión en el cielo estrellado de la meseta, y recordé la antigua, extraña y compleja mitología dogón, que relacionaba sus orígenes con Sirio. Es un auténtico milagro que haya pervivido la cultura de este pueblo entre tantos avatares históricos. Pero cuando se palpa su geografía se comprenden muchas cosas. Una sola noche bajo el cielo de Orión vale por muchos días viviendo en nuestra implacable civilización.
Siento tristeza por los graves acontecimientos por los que atraviesa Mali últimamente, y que están dejando en la incertidumbre su futuro. Espero poder regresar algún día.
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Información Trekking en el País Dogón