Terciopelo y oro
La Catedral o Mezquita de Córdoba, tanto monta, monta tanto, que no debe importar aquí ser cristiano o musulmán, es de por sí un tesoro. Pero después de la oscuridad y casi monocromática arquitectura del recinto, llegar a las dos salas que componen el tesoro es una alegría diferente para los ojos.
Darse casi de bruces con la obra más espectacular que alberga y que es la Custodia, de casi 2,5 metros de altura, labrada por Enrique de Arfe y estrenada en la procesión de Corpus Christi de 1518, es un auténtico placer para todos los sentidos. Es sencillamente luz hecha metal.
En la siguiente sala dejamos que nuestros ojos vaguen libremente por el espacio que ocupan estanterias en verde, oro y rojo y que muestran con todo el orgullo las obras de arte orfebre, escultórico y pictórico de grandes artistas de varios siglos.