Fue un viaje pues muy hermoso, con un clima templado pero con una termas incréibles, y una comida que ni se diga super buena!!. Me repetiría el viaje una y otra vez, porque a parte de que hay termas también hay piscinas polares, ya que eso ayuda mucho a tu organismo. Y el hotel aunque es un poco caro pero el servicio, el alojamiento y el spa muy hermosos y muy atentos.
Genial aventura!
Si sales desde Quito, debes tomar la vía al Oriente. Este paraíso se encuentra a 3300 m de altura, es un páramo que goza de aguas termales (40 grados de temperatura) y para mí, es el lugar perfecto para descansar. El choque térmico que siente el cuerpo al estar a una bajísima temperatura y luego entrar a estas aguas termales es delicioso. ¡Se lo recomiendo a todos!
Desde que tu llegas te sientes que estás pasando a otra dimensión, la tranquilidad absoluta, los sonidos de los pajaritos tan profundos te hacen despertar los sentidos y el paisaje tan hermoso y la diversidad de arboles es un paraíso.
Entras al hotel y tu cabaña da frente a las piscinas naturales de aguas termales que te invitan casi de inmediato a entrar allí, puedes ir con tu pareja o familia.
Hasta largas horas de la noche para mirar al cielo, las estrellas y luceros más brillantes.
La cabaña es muy confortable y duermes delicioso. Excelente equipo que te atiende en todo el hotel te hace sentir súper bien.
Las termas de Papayacta son muy frecuentadas por su propiedades curativas ya que sus aguas son volcánicas naturales.
Fue la primera vez que hacía que mi esposa cambie tan rápido de temperatura, luego de estar en una piscina temperada se metió en una de agua helada