Sebastian Muñoz
Templo con históricas esculturas al sur de Tokio.
El Templo Reiganji es uno de los complejos religiosos más grandes de la zona de Koto, al sudeste de Tokio. Conserva en su interior esculturas que han sido designadas como “Propiedad Cultural Tangible” por el gobierno japonés. Una de ellas es la “Dozo Jizo Bosatsu Zazo”, que –según la historia japonesa- fue construida después de que un monje Jizo que vivía en Fugawa se curó de una grave enfermedad gracias a los rezos que dedicaba a Jizo Bosatsu. Una vez recuperado, el monje ordenó la construcción de seis estatuas de Jizo (una para cada uno de los templos dedicados en su honor que existían en la ciudad de Edo). Siendo el Templo Reiganji uno de ellos, la estatua quedó fijada aquí desde el 1706.
Si bien puede que el nombre “Jizo” no suene muy familiar, cualquiera que haya visitado Japón habrá notado la enorme cantidad de estatuillas de piedra con forma de niños, que son comúnmente adornadas con baberos y gorros rojos. Bueno, pues precisamente estas estatuas son llamas “Jizo”, y –según las tradiciones japonesas- están relacionadas con la salud, el bienestar y la maternidad.
Para llegar al Templo Reiganji se puede hacer una agradable (aunque un poco larga) caminata desde Asakusa, al costado del río Sumida, o bien tomar un tren hasta la estación de Kiyosumishirakawa.
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