Santuario budista construído exclusivamente con madera.
El templo Iriya Kishimojin está dedicado a la diosa “Kishimojin”, una de las deidades del Budismo Indio.
Según la leyenda, Kishimojin era una diosa malvada que se dedicaba a secuestrar y comer niños. Gautama Buddha escondió al hijo de esta diosa para hacerla pasar por el mismo dolor que sus víctimas sufrían. Después de esta experiencia, Kishimojin se volvió una diosa benévola que protegía niños y mujeres. Hoy en día, sigue siendo venerada como la guardiana del nacimiento y la correcta formación de los niños en Japón.
En el mes de julio, los alrededores del templo se llenan de personas que acuden a ver “la Gloria de la Mañana”, que es una planta medicinal que crece en el sitio y fue traída a Japón por los chinos durante la era Heian. Durante este mes se organiza un pequeño mercado donde lo único que se vende es esta planta y sus derivados.
El altar del templo es uno de los más bonitos de la zona, construido exclusivamente con madera y adornado con una gran lámpara de papel rojo en el centro. Frente a él, un modesto incensario tiene el sello familiar de quienes construyeron el templo. Hay también una estatua de Buda colocada a un costado del nombre del templo. Detrás, un pequeño cementerio budista completa el conjunto sagrado.


