La imagen perfecta
Sabía que cuando llegara el momento de escribir este rincón tendría un choque de sentimientos.
Antes de ir a Bali, decenas de años antes, la imagen mágica que tenía de la isla se resumía prácticamente en la visión de este templo flotando sobre las aguas del Lago Bratán. Una imagen entre espiritual y rural, alimentada por guías de viaje y revistas obsoletas y caducadas con un aire de rancio romanticismo.
Al llegar, un mini parque de atracciones sacudío mi recuerdo.
Primero, una arquitectura de alta montaña que como si de una suiza oriental se tratara, gobierna e invade todo el perímetro del lago; un parking organizadísimo, que cual IKEA te obliga a pasar por todos los puestos de venta de recuerdos y demás inutilidades hasta que, después de pagar una entrada accedemos al recinto por un jardín cuidado con todo esmero y detallismo.