Flavia Ramos
Caminando por el barrio Chino en los...
Caminando por el barrio Chino en los festejos del año del tigre encontré este templo, uno de los pocos que hay en Buenos Aires y realmente fue un reducto de paz, que permitía olvidar durante un rato la locura del exterior. Preguntando me enteré que puede ser visitado por el público los domingos por la tarde, siempre con la prevención de dejar el calzado en una antesala, según obliga la tradición. Realmente un oasis dentro de la ciudad, uno siente que se traslada a otro mundo al pasar el umbral de la sala en la que solo se destacan las grandes estatuas doradas.
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