Denís Gómez Santamaría
Un trabajo increíble.
Cuando estás detrás de la cámara las cosas nos se ven cómo las ven el resto. El trabajo de estas mujeres no tiene precio. Lo que más recuerdo es el sonido de los telares, en el taller no se oía otra cosa, más de una veintena de mujeres trabajando a un ritmo frenético. La calidad de la tela es espectacular y cuando te das cuenta del precio, al final del mini tour, a mi parecer no se equipara, la mano de obra con el precio, en el sentido de que vale mucho más.
Por fuera si no están las hebras de algodón colgadas, uno no se percata de que a pocos metros esté este mundo.
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