Respirar aire fresco, gozar de unas...
Respirar aire fresco, gozar de unas incomparables vistas y sentirte en el fin del mundo son algunas de las sensaciones que vivirás al visitar este pueblecito y su entorno. Está situado en la comarca de Osona, al norte de la provincia de Barcelona y cuenta con una población que ronda los cien habitantes, es considerado un Bien de Interés Cultural, y es que no es para menos. Entre sus calles podremos observar casas que datan de los siglos XVII y XVIII, y todo su núcleo urbano está en perfecto estado, casas completamente restauradas manteniendo su esencia rural, calles cuidadosamente rehabilitadas que invitan a detenernos para observarlas y dejarnos llevar por su encanto. Es el perfecto ejemplo de que se puede mantener algo cuidado sin necesidad de destrozar el paisaje con monstruosidades de cemento.
Paseando por el pueblo veremos en sus laterales como el terreno se hunde estrepitosamente bajo nuestros pies, altísimos precipicios nos ofrecen unas espectaculares vistas del pantano de Sau y podemos ver también la Vall del Ter, un frondoso valle que envuelve todo el paisaje,así como también las montañas del Montseny, entre otras. Eso sí, siempre y cuando no haya niebla, como nos pasó este día; es frecuente que por su situación haya niebla pero en días claros las vistas no tienen desperdicio. Aunque también hay que decir que verlo con niebla tiene su encanto, estar a 869 metros de altura y no ver lo que hay en el fondo desprende un halo de misterio y magia difícil de encontrar en otros lugares.
En estos recónditos parajes hubo hace años, cerca del s.XVII, un mítico bandolero, Joan de Serrallonga, también apodado como el Robin Hood catalán, que se sirvió de sus conocimientos sobre el terreno de Les Guilleries, para esconderse de sus perseguidores; uno de estos lugares era el pueblo de Tavertet, donde las laderas rocosas y los frondosos bosques le ofrecían el escondite perfecto.
Al estar situado a unos 100 km de Barcelona lo hace idóneo para una escapada de fin de semana, incluso para ir a pasar el día. Muy cerca de aquí hay otro pueblo precioso, Rupit i Pruit, que podría ser la segunda parada en el camino y hacer del día una salida perfecta. Al final del recorrido abundan las curvas, así que si sois de fácil mareo mejor tomad precauciones.
Para los amantes del turismo rural decir que hay bastantes casas donde pasar la noche, y también hay una zona de acampada controlada donde reposar nuestros sacos y tiendas, para utilizarla tenéis que consultar su página web. Ah! Se me olvidaba un detalle muy importante, en la zona de aparcamiento, al lado del Ayuntamiento, está la oficina de turismo y en ese mismo edificio hay unos baños públicos, siempre muy útiles ;)
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