Alojamiento bueno, bonito y barato
Si vuelvo a Berlín seguro me quedo otra vez en el Sunflower. Este curioso hostel situado en el este de la ciudad (a tiro de piedra de la parada de metro/tren de Warschauer Str.) tiene todo lo que cualquier mochilero puede desear: habitaciones amplias y limpias; una inmensa sala común con WIFI y muchos elementos de ocio y superviviencia (¡como lavadoras y secadoras!); y, no menos importante, precios económicos.
Pero si algo me gustó especialmente de este hostel que recomendaría hasta a mi madre (si, habéis leído bien), fue su decoración. Las paredes del Sunflower están llenas de graffitis ochenteros. Elmo, Darth Vader, el monstruo de las galletas, Supercoco, paracaidistas, etc. Hasta la basura es mona porque la custodia el Monstruo de la Basura. Mola un montón.
Respecto a las habitaciones cero pegas puedo poner a excepción de que a la mía no llegaba bien Internet. Yo me alojé en la 116 y fantástico. Tenía hasta balconcito exterior y la cama, en contra de lo que suele ser la tónica en este tipo de alojamientos, estaba colocada sobre un somier de madera. Era muy, muy cómoda (¿o será que yo estaba muy cansada? No, creo que realmente era cómoda). Los precios empiezan en 10 euros en habitación compartida y van subiendo.
Si lo deseas por tres euros puedes desayunar allí mismo y, si por la noche no quieres salir, la enorme y acogedora recepción se transforma en un bar harto animado. Disfruta del ambiente berlinés, conoce viajeros y tomate unas cerves allí, ya sea dentro o fuera en su terraza con mesas. Para cualquier duda pregunta a sus empelados, son la mar de majos y, no pocas veces, hablan un perfecto castellano.


