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Edificada en la década de 1930 según los cánones de racionalismo italiano, esta estación moderna y la más grande de toda Florencia suple a la antigua María Antonia del siglo XIX. Fue construida por un equipo de arquitectos encabezados por el arquitecto y urbanista italiano Giovanni Michelucci (1891/1990) y debe su nombre a la cercanía de la Iglesia que se encuentra a pocos metros de allí y que es lo primero que uno ve cuando sale de la estación. En su muy amplio interior totalmente de mármol encontramos las boleterías para el expendio de los billetes, un restaurante, varios quioscos muy surtidos con bebidas calientes y frías, bombones, sándwiches, helados, tarjetas postales, revistas, libros, guías de viaje, tabaquerías, máquinas de expendio de billetes, etc.