El café es lo de menos
Yo nunca había estado en un Starbucks. La verdad es que ni el café ni el trato me impresionaron. Entré por descansar y por conectarme a internet para contactar con cierta gente. Me parece muy caro, pero la experiencia mereció sobradamente la pena simplemente por lo bonito que era el sitio. Creo que volvería a entrar si fuese de nuevo a Lisboa.