Txaro Franco
La belleza única del desierto de Namibia
Después de desayunar al pie de la duna 45 continuamos 30 km. más hasta que termina la carretera que se adentra en el Namib-Naukluft. A partir de ahí todo es arena, por lo que sólo se puede continuar en vehículos 4x4. Dejamos el camión y nos adentramos varios kilómetros en el todo terreno abierto que se utiliza en los safaris. Estamos en Sossusvlei. El frío del amanecer va dando paso al calor propio del desierto y las dunas van adquiriendo un tono de color naranja más intenso. El viento del este sigue empujando la arena en dirección al océano Atlántico, haciendo difícil la vida sobre la duna, pero no imposible. En las zonas más bajas disfrutamos de un contraste de colores espectacular entre la arena rojiza y los depósitos de limo blanquecino originados en la época de lluvias. Todavía quedan huellas de pisadas de cuando el suelo estaba húmedo. A esto hay que añadir la silueta de los árboles secos, que confieren al paisaje un aspecto fantasmal, único.



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