¡Una sorpresa...!
Siwan fue una sorpresa en nuestro camino. Llegamos casi por equivocación a esta pequeña ciudad y nos gustó tanto que nos quedamos varios días. La ciudad es alegre, con gentes más alegres todavía. La mezcla de religiones no supone ningún desbarajuste social; musulmanes, cristianos e hindúes conviven sin ningún problema; hay espacio y “espacios” para todos.
Hace tanto calor en esta ciudad durante todo el año que ha diseñado un modo de vida para no pasar tanto calor. La ciudad se despierta a las 5.30-6:00 a.m. Se puede desayunar en un montón de puestos callejeros donde ofrecen “chai” con “puri” (una especia de caldo con lentejas), o “roti” (una especia de torta de harina frita). A las 7:30 se acaban los puestos del desayuno y comienzan las calles a vibrar. Las calles de la ciudad desde muy temprano están abarrotadas. A las 8:00a.m. ya están todos las calles llenas de puestos ambulantes y los comercios abiertos. Están trabajando a tope hasta las 2.00 p.m. hora en la que todo el mundo se va a sus casas, las temperaturas suben tanto que lo mejor es irse a comer y descansar.