No vayáis con niños.
Lugar de reunión de borrachos. Sólo te atienden bien hasta que pagas, o mientras le haces la pelota a Manolo. Los clientes entran fumando, y si te quejas como yo de que le echan el humo en la cara a tu hija de 9 años te invitan a buscar otro establecimiento para cenar. El dueño prefiere a dos borrachines toda la noche haciéndole la pelota que tener dos mesas de 10 comensales. De todas las veces que fui no coincidí con ninguna familia en otra mesa. Por algo será...