Un sendero facilón
Te diriges hacia la playa de Camposoto. En cuanto dejas los barrios residenciales pasas por una carretera con un antiguo cuartel en un bosquecillo a la derecha y la marisma a la izquierda. A mitad de esta carretera hay un mirador a la izquierda, señalizado con un cartelón de Parque Natural. Entras y aparcas tranquilamente, siempre hay sitio.
Desde este mirador salen dos senderos. Uno retrocede hacia San Fernando, pasando junto a las ruinas de industrias salineras y las compuertas de marea que mantienen el nivel necesario para la existencia de la marisma. La desembocadura del río Arillo queda a un par de kilómetros, más o menos, camino de San Fernando, pero la parte del estero que se halla delante de esta desembocadura se halla protegida por estas compuertas para mantener un caudal mínimo de agua, la necesaria para la existencia de un rica avifauna y del pescado y marisco de estero que tanta fama ha dado a la bahía de Cádiz.
Pero nuestro sendero es el otro, el que continúa hacia delante paralelo a la carretera. Es algo más corto pero con la misma baja dificultad porque no hay desnivel. Algunos suelen iniciar este sendero desde su final, haciendo el recorrido al revés. No lo recomiendo porque al final apenas hay sitio para un par de coches, mientras que en este mirador siempre hay hueco.
Son senderos para recorrerlos en bicicleta. La entrada a los mismos está cerrada con candado, permitiendo sólo el acceso a las bicis si las levantas. El camino es suficientemente ancho, sobre todo porque en un lateral tienes la carretera, pero no demasiado ancho por lo que las paradas conviene hacerlas en los puntos marcados para ello.
Nada más salir te puedes dar cuenta de que en este sendero lo importante es contemplar la gran cantidad de aves asociadas al estero, por ello te conviene llevar prismáticos y cámara si eres amigo de conservar recuerdos. La vegetación de la zona es muy peculiar porque soporta altas concentraciones de sal, por lo que sólo la encontrarás en estos sitios.
La longitud total del sendero es de 2 kilómetros. En todo momento tienes la carretera a pocos metros de distancia, siendo el mayor encanto del recorrido la lámina de agua que mantendrás a tu derecha, donde siempre hay bandadas de aves.
En la parte final del sendero se pasa por una zona arbolada, allí está el observatorio de aves. Un poco más allá hay una laguna de agua dulce donde se concentran diversas especies como la gallineta y la focha, entre otras.
A diferencia del otro sendero que sale del mirador-aparcamiento, que recorre la salina y sus instalaciones industriales en este sendero recorres el estero, que es la parte de la mar que se halla delante de la desembocadura del río Arillo. Por su escasa profundidad es zona fangosa y rica en especies que sólo se dan en este ecosistema.
A un kilómetro aproximadamente del final del sendero se halla el Centro de Visitantes del Parque Natural. Abren por la mañana, pero una visita informativa siempre viene bien.


