Historia de formaciones, erosiones y piedra
Sendero para disfrutar de los acantilados de la costa de Kauai y su merecida apelativo de Isla Verde, a través de la parte más meridional de ella.
Caminata golosina de geólogos por su fascinante historia de formaciones, erosiones y piedra caliza.
Para los vagos que pasan de excursiones al aire libre, pueden llegar a la idílica playa del final del trayecto, en coche, siguiendo hasta el final de Poipu Road y enfrentarse a horarios de cierre y apertura en un puesto de control.
Yo considero que… WALK . KEEP IT REAL .
Odisea del Mahaulepu
Aquella mañana abrimos los ojos bastante tarde y por desgracia, estaba lloviendo desde temprano, algo habitual desde nuestra llegada a la isla verde. Fuimos directo al ABC Store de Kapaa Town para desayunar café americano french vanilla, que se convirtió más que en una costumbre en un vicio, pero no solo matinal ya que nos obliga a pasar, más de una vez, por este tipo de tiendas, para recargarnos de esta dulce e irresistible dosis de cafeína.
Vuelta al coche para ir hacia Poipu Road, la carretera que nos había llevado hasta allí, y coger un camino sin vislumbre alguna de señales indicativas, hasta dar por fin con uno, en el que figuraba el nombre que buscábamos…. Mahaulepu; parecía que estuviéramos buscando algún tesoro recóndito ya que el camino era bastante chungo, con muchos baches. Nuestro querido rental car no estaba asegurado a todo riesgo, por lo que la lentitud se acentuó en nuestro avance, para evitar catástrofes monetarias de franquicias que nunca cubren nada.
Finalmente, dimos con unas vallas donde sí habían unos carteles, enormes, que luego de capitanear aquel largo coche americano durante dos millas, nos advertían:
NO PASAR. CAMINO PRIVADO. SOLO CON PERMISO ESPECIAL.LOS VIOLADORES SERAN PROCESADOS
(NO TRESPASSING. PRIVATE ROAD. ONLY WITH SPECIAL PERMIT. VIOLATORS WILL BE PROSECUTED)
Traspasamos las vallas y continuamos por el camino, hasta que me emparanoié (muy típico en estas tierras, uno termina adáptandose a sus costumbres) y claudiqué, argumentando que prefería no tener problemas ni con el FBI, ni con la KPD o cualquier otra sigla extraña; teniendo que soportar las críticas de mi compañero de viaje, de que era una sosa, una aburrida.
Protestándome, metió reversa para regresar al Poipu Road y descubrir que justo donde termina éste, hay un desvío que parece llevarte a un gran resort, pero realmente desemboca en Keoneloa Bay (llamada por los locales Shipwrecks Beach, por el naufragio de un bote pesquero en los ’70) que es donde comienza el sendero .
Valió la pena perderse, para luego encontrarse con este sublime recorrido de dos millas; viajando a través de suelos de arena, zurcando dunas y extrañas plantas crasas, hasta un marcado camino de tierra colorada, que descubre la alucinante costa de este hermoso patrimonio cultural, horriblemente interrumpido a mitad de camino, por una desubicada pista de golf.
Llegamos a la desierta playa de mis apuntes, cargando nuestra gafas de snorkel en la mochila, con la plena intención de ver pececillos de colores, pero el mar estaba bravo, con mucho oleaje y parecía un tarea difícil de realizar. Aún así, nos pusimos las patas de rana y disfrazados, metimos la cabeza debajo del agua pero… ZERO, nada.
Como había mucho viento para disfrutr del sol, retomamos el camino de regreso a la playa del naufragio, donde una hermosa pareja de novios nos invitaba a ser testigos de su –o quizás también “mi”- ansiada y soleada boda, a orillas del mar.


