selva silenciosa
Los días en el sur de Camerún nos trajeron una triste sorpresa... Quedamos con un pigmeo baka para explorar al día siguiente una parte de la selva que es el hogar de esta etnia. Nos levantamos pronto. El día estaba nublado, amenazaba lluvia, y equipados con pantalones y camisa de manga larga, además de chubasquero, nos internamos en ese ecosistema tan especial que es el de la selva.
Tres horas estuvimos andando por allí, con ayuda de los machetes de nuestros guías (un chico de Kribi y el pigmeo baka cuyo nombre, lo siento mucho, no recuerdo) abriendo camino entre las lianas que aun así se nos enredaban en los pies y nos hacían trastabillar cada dos por tres. Tres horas en ese ambiente ultra húmedo, donde la lluvia no llega al suelo hasta que las nubes no llevan al menos media hora descargando, porque las hojas que aseguran la sombra no la dejan pasar.