Santos

Santos fue la primera ciudad playera a la que viajé. Tenía grandes expectativas de sentir la arena entre los dedos de los pies y averiguar si el agua estaba fría o no. Y no había mayores expectativas que las de hacer tantas fotos como pudiese. En la mano, una cámara; en mi cabeza, mi imaginación sobre la ciudad fluía; y en el camino, cada kilómetro hacia Santos generó en mí el deseo de hacer fotos. Cuando por fin llegué, mi primera reacción fue la de hacer clic. Me pareció un lugar fascinante. Realmente quería llevar todo lo que pudiese conmigo. Fui registrando aquello que me parecía más bonito.