Manos frías corazón caliente
Me gustaría completar la experiencia de Pau con la parte de la procesión nocturna, que tiene lugar el 14 de abril, por la noche. En ella fui "víctima", una vez más, de la amabilidad japonesa.
A eso de las 18.30 empezarían a desfilar las carrozas y, poco antes, encontramos un hueco en la acera donde sentarnos a esperar.
Primero fue una pareja de Kioto, que empezó a darnos conversación. Sorprendente. Poco después, otra espontánea señora nos vino a ofrecer caramelos...pero el remate fue cuando empezaron a acercarnos sake y, sobretodo, cuando me dieron unos pequeños parches de calor "para que me los pusiera entre las manos y me protegiera del frío". A ver, ¿no es flipante? Para cuando arrancó la procesión yo quería abrazarme a todos y darles besos y que me adoptaran...