Sangüesa

Ese día Sangüesa, Zangoza en euskera, formaba parte de nuestro recorrido. Dejamos el coche en una calle de las afueras y empezamos a pasear tranquilamente por sus aceras, admirando a lado y lado gran cantidad de edificios llenos de historia.

Este pueblo es muy conocido por ser una de las paradas más utilizadas por los peregrinos que cruzaban los Pirineos, por el paso de Somport, camino a Santiago de Compostela. Hay en él multitud de construcciones religiosas, así como palacios que pertenecieron a nobles de la época, todos estos hechos hicieron de Sangüesa, Ciudad Monumental.

Hoy en día la mayoría de las edificaciones han sido reutilizadas para fines culturales, como por ejemplo el Castillo-Palacio del Príncipe de Viana, que alberga la Biblioteca pública; o el Palacio Vallesantoro, sede actual de la Casa de Cultura de Sangüesa.

La verdad es que este es uno de los pueblos que mas me han sorprendido, pues pensaba que era mas bien una ciudad con edificios feos, grande y llena de gente y coches por todos lados...

Y para nada, es un pueblecito bastante grande, pero sin hechar a perder los detalles, y las cosas que los hacen únicos, y marcan la diferencia de las grandes ciudades...

De este, destacar que es paso de camino de santiago, las fachadas, que son sin duda una particularidad brutal de sanguesa, y los aleros tallados en madera que te dejaran sin habla....

Por supuesto sin dejar hablar, de la

Sobre el río Aragón se recuesta Sangüesa, villa que floreció en el siglo XII debido a su estratégica situación fronteriza con Aragón y a su importancia en la ruta jacobea que comienza en Somport. Sangüesa cuenta con varios palacios renacentistas y barrocos, y preciosos edificios religiosos que afortunadamente sobrevivieron a las terribles riadas que sufrió la villa través de los siglos. De todos ellos, Santa María la Real, una iglesia del siglo XII, destaca por su magnífica portada románica. Como si fuera un manual de doctrina cristiana, a través de las escenas religiosas, de las imágenes de los santos, y de seres monstruosos, la portada del templo pretendía ejemplificar y guiar.

No conocíamos esta bella ciudad navarra pero nos llevamos un grato recuerdo. Hicimos una visita guiada por Sangüesa con guías locales, se llaman Gesartur. La guía, con gran amabílidad nos enseñó los rincones e historias que atesora esta ciudad junto con su variado patrimonio, edicios medievales pero también palacetes renacentistas, barrocos... y un curiosísimo Museo de Relojes de Torre. Nos sorprendió esta visita a Sangüesa porque no pensábamos que había tanto para ver en esta localidad, pero encantadísimos porque fue el broche final a nuestra maravillosa estancia en Navarra.
Tras una mañana a rebosar de cultura y puesto que el paseo de dos horas nos abrió el apetito, nuestra visita guiada terminó precisamente con el estómago, probando una deliciosa "cazuelica" de pochas de Sangüesa y vino.