Reinando sobre Graça
Da Fora, que quiere decir 'extramuros' y así debió ser en su momento, cuando se construyó fuera de los límites de la ciudad.
Ahora, este precioso edificio renacentista que a veces, y de lejos, más parece fortaleza que convento, está dentro de cualquier visita esencial de Lisboa.
Fruto de la promesa que el rey Afonso Henriques hiciera a San Vicente, de una fastuosa iglesia a cambio de ver a los moros expulsados de Portugal, se supone que contiene los huesos del santo.
Dentro, el mármol blanco del techo, la taracea del altar de la Conceiçao o los azulejos blancos y azules que ilustran las fabulas de La Fontaine, el gigantesco órgano o el precioso baldaquino confieren al templo un carácter marcado de museo de arte sacro y profano único en la capital portuguesa.