Encontré un mundo, un lugar donde la ...
Encontré un mundo, un lugar donde la expresión, la manipulación y los elementos visuales hacen parte de la textura y la composición de un cosmos de experiencia y visualidad proyectada en una forma cultural; donde la preocupación por la muerte y el mundo del más allá era casi vital para unas esculturas hechas en piedra en bruto que reflejan un profundo sentido espiritual, con imágenes cargadas de valores simbólicos; son figuras inmóviles llenas de signos, esencia y espíritu, que se someten a un símbolo para trascender lo humano, para hacer presente lo divino y favorecer la mediación y la unión con los dioses.
Luego encontré un lugar, entre el masticar de la coca y el hilar del huso, los Paeses de nuestro tiempo dibujan el paisaje que envuelve la cultura de sus antepasados y ahí, trasegando y sin quererlo, marcan un cotejo entre lo que les dejaron los años y lo que les trajo esta nueva civilización.
Un espacio de encuentro y ensoñación que es más hermoso que todas las constelaciones y entre los dos el mejor a un gusto de percepción de imágenes y reliquias.
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