Un paseo con final feliz
La ruta al Chorrituelo es una auténtica maravilla natural. Hay dos opciones para llegar hasta él, ambas bastante bien señalizadas. Y ante la duda, el sentido común siempre funciona. La mejor es la blanca y amarilla, que va siguiendo el cauce del río en un espectáculo continuo. Hay que cruzar cuatro veces el río, tres de ellas por encima de piedras, y en algunos tramos vas caminando sobre cortantes de pizarra. Nada excesivamente complicado, pero es mejor no hacerla con niños.
La segunda ruta, roja y blanca, es más larga y menos vistosa y recorre un camino sobre los montes, por lo que se utiliza para llegar al Chorrituelo cuando el río baja crecido.
El final merece absolutamente la pena. Un magnífico chorro de casi 50 metros cae sobre una poza cristalina. En época calurosa es un lugar ideal para el baño, y de hecho es el único punto de todo el camino en el que encontramos "restos" humanos y sólo era un minbrick de zumo. Por lo que suponemos que en verano habrá tránsito. Nosotros fuimos un martes de marzo por la mañana y no vimos a una sola persona en la hora y media que dura la ida y la vuelta. Magnífico.
Para bañarse, al inicio del recorrido también hay unas piscinas naturales. Y merece la pena pasar antes o después al Bar Esther, el único del pueblito de Ovejuela. Allí nos atendieron fenomenal y todos los parroquianos se volcaron en darnos consejos y ayudarnos.
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