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Ruta Secastilla-La Puebla de Castro

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2 opiniones sobre Ruta Secastilla-La Puebla de Castro

Un paseo agradable y relajado en un valle escondido pero cercano

¡Vivir en Secastilla es una auténtica maravilla! Doy fe después de tres años de experiencia, pero hasta ayer aún no había hecho esta pequeña y preciosa excursion alrededor del valle. Gracias a mi amiga Linda, que mañana empieza el camino desde León hasta Santiago, por la inspiración.

Desde Secastilla tomamos el antiguo camino que conduce a La Puebla. Esta muy bien señalizado y recientemente fue desbrozado gracias al Plan de Dinamización Turística de la Comarca de la Ribagorza. A nuestra vuelta, las mujeres de Secastilla evocaron el sinfín de veces que habían tenido que recorrer el msimo trayecto para ir al médico, para coger el autobús a Barbastro, etc. Incluso nos hablaron de una señora muy beata de Casa Miranda que iba caminando todos los días para escuchar misa en La Puebla (¡cuando aún se hacía a diario!).


El camino pasa junto al cementerio y prosigue "entre viñedos", tal y como han dado en denominarlo en las guías editadas por Comarca. Todo el trayecto es prácticamente llaneando, se atraviesa un barranco pero de muy poca profundidad en las cercanías de Ubiergo. En algunos tramos del camino encontramos antiguos carteles indicando especies de árboles de la zona: queixigo, urmo... Los paneles de madera, bastante deteriorados, muestran el nombre autóctono y el latino.

En menos de una hora estábamos en La Puebla, y llegamos justo a tiempo para tomar un café en el bar social del pueblo, que acababa de abrir. Es un local acogedor y todos los parroquianos se conocen entre ellos. A pesar de que acaba de abrir, la barra se llena en seguida. Antes de retomar el camino, parada obligada delante de la pared de las fotos históricas del equipo de fútbol pueblense para ver a mi abuelo, guapísimo, posando con la formación de 1941.

Volvemos a salir de La Puebla tomando la carretera en dirección a Graus. Tras la primera curva y pasado el desvío al desguace por el que hemos llegado desde Secastilla, tomamos el sendero señalizado como PR (blanco y amarillo) que desciende a la izquierda. En pocos minutos llegamos al antiguo lavadero del pueblo, un hermoso edificio de construcción tradicional en forma circular, del que todavía mana agua. Evocamos unos minutos la ardua tarea que supondría bajar al lavadero, y concluimos que antes no se lavaba tanto, claro. Posiblemente se pasara el invierno con un par de mudas, y tal vez aquel rato en el lavadero fuera después de todo bastante agradable, pues propiciaba el encuentro, el juego, la conversación.

Seguimos el sendero señalizado en dirección a Graus. El camino es muy agradable, discurre entre campos de cereal y almendros, y aunque el sol empieza a estar alto, la temperatura es suave, primaveral. Poco a poco y en menos de 30 minutos nos acercamos hacia la carretera de acceso hacia Secastilla: reconocemos en la distancia a nuestra izquieda la silueta inconfundible de Casa Peralta, un antiguo caserío fortificado hoy abandonado, y a la derecha la chimenea de la tejería que da nombre al barranco por el que caminamos. El agua abunda por todas partes, los juncos, los renacuajos... Una primavera exhuberante después de un final de invierno inusitadamente húmedo.

El camino muere en la carretera que ha de llevarnos de vuelta a nuestro punto de origen. Si continuáramos en la dirección contraria, volveríamos a ver las familiares señales blancas y amarillas que marcan el sendero de pequeño recorrido hasta Graus. Tomamos el asfalto a la izquierda, y en menos de dos minutos el primer coche que pasa atiende a nuestros dedos rogantes en alto y se detiene. Su conductor nos reconoce enseguida, en este valle todos somos vecinos. Aunque su destino es Ubiergo, no le importa acercarnos hasta Secastilla, y así volvemos al mirador de la placeta La Cruz, apenas tres horas después de nuestra salida. El siño José de Juana está asomado a la barandilla sobre el valle. No sé cuánta distancia podrán cubrir sus ojos ancianos, pero seguro que conoce cada palmo del camino que acabamos de recorrer. Le saludo y comenzamos a contarle nuestra pequeña aventura matutina. Junto a nosotros, una caravana con turistas franceses aparcada al sol. ¡Qué raro! Para llegar hasta aquí, hay que perderse un poco de las rutas más habituales ¡O tener la suerte de encontrarse perdido fuera de ellas!
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Información Ruta Secastilla-La Puebla de Castro