Sendero circular de varias horas
El Bosque Pintado de Oma u Omako Basoa como diría un euskaldun, es un lugar ideal para hacer una ruta. Sería una pena que llegaras hasta allí, intentaras adivinar qué quiso Agustín Ibarrola plasmar en los arbolillos y volvieras sobre tus pasos otra vez hasta el aparcamiento.
Ya que estás aquí, aprovecha y haz una ruta circular. Sube al Bosque de Oma por el sendero que se abre a unos metros del restaurante Lezika. Perderse es imposible, hay un montón de carteles que indican a dónde vas (y si no vale con seguir al resto de domingueros). Una vez allí disfruta del color y sigue el sendero hasta el final, hasta llegar a un cartel que indica el final (o el principio) de la arboleda.
Una vez aquí tienes dos opciones: tirar a la derecha (dejando el cartel a la espalda) o girar a la izquierda. Si tomas la segunda opción entrarás en la ‘ruta circular’. Un camino bien asfaltado te llevará de nuevo al lugar donde aparcaste, atravesando campas y campas entre montañas, así como el diminuto pueblo de Oma.
Este agradable paseo puede llevarte un par de horas. Si hace sol procura echarte crema antes, no vaya a ser que acabes chamuscao pues, aunque en el bosque hay bien de sombra, una vez sales de él no hay protección alguna contra Lorenzo.
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