paseos que no hay que dejar de hacer
La aldea de Rhumsiki es eso, una aldea con algunas calles en un alto desde el que se aprecian unas vistas impresionantes. No obstante, dedicar un día o al menos una tarde al pueblo, aparte de salir a hacer trekkings, es más que recomendable.
Hay chavales que se os ofrecerán como guías, hablando en francés e inglés. Es una manera de contribuir a la pequeña economía, ellos practican idiomas y os pueden contar algunas cosas del lugar... por ejemplo, el árbol de la palabra, donde se reúnen los hombres a hablar y a dirimir sus conflictos cuando los hay y es necesario mediar. Visitar al brujo del cangrejo, del que ya he hablado en otra ocasión.