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Ruinas de Ceibal

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4 opiniones sobre Ruinas de Ceibal

en la selva del Peten .....

Excelente

Tuvimos que hacer noche en Sayaxche , tras ir abandonando progresivamente el paisaje del antiplano montañoso para llegar a la selva del Peten .

Sayaxche la verdad , es que no tiene nada mas bien se diría que es algo inhóspito , junto al río el embarcadero que nos conducira por el río de la Pasion en una lancha hacia la selva , que no es nada fácil .

Y visitar el centro arqueológico de Ceibal ; junto con " millones de mosquitos " no se lo imagina nadie lo que es este recorrido en la selva .

Imponentes ruinas sin duda las de Ceibal , entre una vegetacion exuberante donde las haya , en esta selva tropical en la que todo es a lo grande desde su vegetacion , la humedad , las ceibas preciosas con el miedo de que me parecian serpientes , sus monos aulladores que atronador , con su aullido en las copas de los arboles .

A los que cuesta ver , son muy oscuros con bastante pelo y suelen hacer de las suyas para marcar territorio .

Pero lo peor la cantidad de mosquitos , que aquí son portadores del ! dengue ! así que nada mas bajar de la lancha todos ha impregnarnos , tras esta buena capa de repelente iniciamos la subida por este increíble lugar en el que no sabes hacia o donde pisar .

Tras llegar a la zona arqueologica , mas despejada una maravilla sin duda , los guardas portan y ponen en los sitios arqueologicos unos calderos de metal , en los que queman hojas , resinas que desprenden un humo ; que parece que es lo único efectivo ante la invasión de mosquitos , vaya que lo que nos sobraba era repelente y nos falto el caldero personalizado del lugar .

Lugar que fue descubierto por Federico Artes en 1.892 ; un gran centro ceremonial , con bonitas estelas en piedra algunas con su techo protector , que han permanecio en el transcurso de los años , entre ceibas enormes .

Un lugar Ceremonial donde entre sus,muchos monumentos destaca el observatorio astronómico maya.

Fantastico lugar para visitar aun con los inconvenientes , que haberlos haylos !!!!
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CEIBAL

Es un sitio arqueológico maya, situado en el Sur del Petén, al lado de Sayaxché, está situado a orillas del río La Pasión. Su ocupación se inició sobre el 800 a.C. y fue tomando importancia hasta el 50 a.C. aproximadamente que es cuando empezó a declinar. Fue descubierto en el año 1892 por Federico Artes y su nombre se debe a las enormes ceibas que están junto a las estructuras arquitectónicas. Es reconocido como un centro ceremonial con más de 600 estructuras, muchas de las cuales han permanecido ocultas por la selva, y sobre todo destaca su observatorio astronómico y una gran cantidad de estelas en piedra.

Durante su apogeo, del 700 al 900 d.C., Ceibal llegó a albergar más de 10.000 habitantes.
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Se encuentran al sur de Flores. El...

Se encuentran al sur de Flores. El recorrido en colectivo hasta la población de Sayaxché es de unas dos horas si no te pasa lo que nos ocurrió a nosotros y es que cada cuarto de hora teníamos que parar a colocar en su sitio los bornes de la batería del vehículo que saltaban constantemente debido a la ingente cantidad de baches de aquella especie de camino de cabras. Una vez en esta pequeña población tomas una embarcación que te transporta por el río de la Pasión durante dos horas hasta las ruinas. Esta vez tuvimos buena suerte y tomamos una lancha rápida que redujo el tiempo del recorrido a unos cincuenta minutos.

Al llegar al embarcadero de las ruinas una caseta de madera muy destartalada te advierte que estás en una reserva arqueológica del país pero nada más se aprecia un angosto sendero que escala la montaña y que no comienza a hacerse ancho hasta medio kilómetro adelante. En realidad andas y andas y no ves más que selva y un par de edificios restaurados que no son gran cosa y el resto son piedras y estelas dispersas entre la vegetación. Lo interesante del lugar es que todavía se encuentra casi todo como lo encontraron los arqueólogos. La sorpresa nos la llevamos cuando vimos una maqueta que tienen montada junto a las casitas de los vigilantes que reconstruía en pequeña escala la antigua ciudad de Ceibal y su gran puerto fluvial. El complejo era enorme, los dos edificios que habíamos visitado se hallan bastante alejados entre sí, en cambio en aquella maqueta se encontraban a poca distancia en comparación a toda la cantidad de construcciones que los rodeaban. Aquella maqueta era lo mejor de la visita a Ceibal y la estuvimos estudiando bastante rato imaginándonos aquella gran urbe en plena actividad y esplendor. Pero la realidad actual es otra, y nos volvimos al embarcadero viendo algún que otro trozo de piedra que te recordaba que alguna vez hubo allí una gran ciudad. Íbamos bebiendo de una botella de agua cuando vimos un grupo de gente de unas seis personas que formaban un corro alrededor de algo. Ya es curioso ver gente por aquí pero más en esa actitud por lo que nos acercamos a donde estaban. Al llegar vimos a un chico agachado entre ellos y que les daba unas explicaciones mientras metía un palito en un agujero que había en el suelo. Después de hurgar con el palo dibujando círculos lo retiró de repente y a su estela salió rápidamente una tarántula del tamaño de un puño, pero de un gran puño. Madre mía, el corro se dispersó en milésimas de segundo, y la araña volvió a meterse en su guarida esperando a una auténtica presa. Volvió a repetir la operación pero esta vez la tarántula se sintió como una gran superstar al salir del agujero pues le esperaban unos cuantos flashes de cámaras fotográficas que no querían perderse el retratar aquél enorme arácnido. En fin, me alegró llevar puestas mis botas para andar por aquél sitio.
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Información Ruinas de Ceibal