Romerberg

Con este nombre llamamos a los edificios de paredes entramadas que encontramos en esta plaza.
Estas casas fueron víctimas de los bombardeos, y se volvieron a reconstruir exactamente igual a las originales, de manera que parece que jamás hubiera pasado una guerra por allí.
Esta plaza es genial, al estar allí notas una sensación especial porque mires donde mires es todo precioso.
Está muy bien cuidada y todos los edificios están tan bien conservados que parecen nuevos. Además, el colorido de las fachadas y las pareden entramadas le dan cierto encanto a la plaza que hace que sea única.

Es la plaza que recoge toda la esencia de la ciudad y la arquitectura tradicional de Alemania. La ciudad quedo prácticamente arrasada en la II Guerra Mundial y para mostrar el estado en que quedó la zona hay varios paneles en las cercanías para el recuerdo.

Como curiosidad: en la plaza podemos ver escudos de Felipe I de España y V de Alemania y degustar mucho de la gastronomía alemana (la salchicha local) o vino caliente con especias.

La ciudad antigua de Frankfurt am Main son poco más que esta plaza donde están las casas de Römerberg y tres o cuatro calles más. Si que es verdad que es una belleza condensada, pues mires a donde mires te entusiasma.

Fue destruida durante la guerra, pero quien lo diría, su conservación es excelente. Lo único que quedó en pie fue la casa de los bomberos. Muy recomendable.

Si no está en obras o infestado de turistas es muy bonito. Merece la pena pasearlo por la noche tras cenar.

Un sitio precioso en el centro histórico. Las calles son muy bonitas y el río Main está a 5 minutos andando.

Impecable estado es lo único que quedó como centro antiguo.

Precioso, en el centro de la ciudad.

Lo recomiendo visitar y de ahí quedan cerca otros lugares para turistas.