Inolvidable travesía por el Mekong
En mi opinión, la manera más mágica de llegar desde la frontera de Tailandia con Laos hasta la ciudad de Luang Prabang (en Laos) es contratando una travesía en barco por el río Mekong de dos días de duración.
Os puedo asegurar que el trayecto es espectacular y la experiencia muy, muy enriquecedora. Yo tenía mis dudas antes de empezar, temía que se me hiciera monótono o pesado pero finalmente el conjunto de lo vivido fue bastante inspirador. A lo largo del camino, te vas cruzando con lanchas de pescadores, niños chapoteando y búfalos de mar...Sin duda, es una oportunidad única para dejarte llevar por el impulso fotográfico y por lo exótico del entorno y sus gentes.
El primer día, tras recoger nuestros sándwiches para el camino, nos vino a buscar el tuk tuk a eso de las 9.30h para llevarnos al muelle y embarcar. El barco estaba repleto pero creo que tuvimos suerte, porque habíamos leído historias negativas de embarcaciones que llenan a tope y la gente acaba incluso amotinándose.
La noche no la pasas a bordo, si no que duermes en un pequeña población junto al río llamada Pak Beng, ciertamente pintoresca. Un consejo, si podéis reservad el alojamiento ahí directamente (lo sacas por 200THB= 5 €), porque es más económico que si lo incluyes en el paquete de la excursión. Nos tocó alojarnos en el Pak Beng guesthouse, nada destacable (no tenían agua caliente). ¡Mejor os alojáis en otro sitio!.
Uno de los grandes atractivos de la actividad es la relación fraternal que se genera a bordo con otros pasajeros. Entre otros, conocimos a una pareja de españoles encantadores y fuimos a cenar juntos a un hindú con una terraza híper agradable junto al río.
Al día siguiente, para nuestra sorpresa, nos habían cambiado el barco y fuimos más estrechos. A las 10h zarpó con retraso y nos dejó en Luang Prabang a las 17.30h. El trayecto esa segunda jornada me pareció algo más monótono que el día anterior pero igualmente aprovechas para leer, escuchar música o, simplemente, perder la vista en el horizonte.
En definitiva, recomiendo esta experiencia como un hito recomendable de cualquier viaje de varios días por Laos. Los mejores momentos son las paradas junto a muelles, los niños jugando y nadando y las gentes observándote al pasar.
Y, por supuesto, no podemos obviar la gran recompensa final: Luang Prabang. No te preocupes si la llegada te parece algo desconcertante, desde el muelle es algo difícil orientarse al principio pero, en realidad, el lugar es pequeño y todo está a mano. Superado eso, sólo te queda dejarte llevar por la tranquilidad reinante.
Luang Prabang nos fascinó


