Federica Xotti
Elegancia
Entrar en el Riad Dar El Ghalia de Fez, ya de por sí, es una experiencia. Al cruzar la puerta del edificio dejamos atrás el ruido y el ambiente caótico de la Medina y se llega, casi de repente, a un nuevo ambiente, silencioso, que casi parece flotar fuera del tiempo y del espacio.
Antaño habitado por marroquíes adinerados, ahora el Riad se ha convertido en un bonito y elegante hotel. Las habitaciones están distribuidas en dos plantas en torno a un patio central con fuentes, sofás, pipas de agua y en el que, en cualquier momento, se puede disfrutar de una buena taza de té a la menta. Buena comida, típica y bien cuidada, tanto en la presentación como en la preparación.
El desayuno es especialmente delicioso y si hace buen tiempo, se sirve en lo que puede denominarse como el punto fuerte del hotel: la terraza de la azotea. Se puede coger el ascensor para llegar a él y las vistas que hay son una locura: la ciudad de Fez, en toda su belleza, se extiende casi sin límite y es divertido intentar acertar en cuál de los altísimos minaretes resuenan los gritos del muecín.
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