Zuloaga

El restaurante Zuloaga es uno de los más emblemáticos de León, ubicado a tan sólo unos pasos de la Catedral. Sin embargo, en mi opinión, como restaurante es pésimo, además de caro.

Se encuentra en el Edificio Zuloaga, un palacio de principios del siglo XX declarado Patrimonio Artístico, en el que destacan las paredes revestidas con azulejos del ceramista Daniel Zuloaga. Nada más entrar nos encontramos con un patio empedrado precioso que eran las caballerizas del palacio en el que han instalado el Pub El Cabildo, un lugar donde poder tomar algo mientras esperamos nuestra mesa para comer, o donde tomar una copa a primera hora de la noche.

Yo he estado este fin de semana en León , y por los mensajes de alguno que debe trabajar en el Zuloaga o el dueño , o algún amigo , nos metimos a comer en el RESTAURANTE ZULOAGA pensando que íbamos a comer de maravilla , Dios que mierda de comida , una ensalada que parecía haber salido de un comedero de unos patos , salada y con arena gracias a unos champiñones crudos , un arroz meloso , que era una pasta asquerosa , de segundo pollo a no se que estilo , tres huesos de pollo sin sabor unos trocitos de setas sin sabor ni nada , un rape a las almejas y vieiras , era una mierda de pescadilla cocida

Salíamos a pasar un buen rato por León.
Quedé para cenar con un grupo de amigos para eso, pasar un buen rato.

¿Restaurante? El Zuloaga. Personalmente no había estado allí nunca pero alguno de los chicos lo conocía o había oído hablar de él.
Una cena amena con muchas risas.
¿La comida? Regular. ¿El precio? Aceptable. ¿El trato? Juzguen ustedes mismos.
Lo dicho, una cena muy agradable. Con buena gente siempre lo es.

Terminamos de cenar, nos levantamos y mientras un grupo sale a la calle, otros cuatro nos quedamos dentro del local para pagar la cuenta. De repente y sin previo aviso o señal alguna, una especie de biombo, de los que tienen para separar la zona donde se encuentran las mesas, cae sobre un amigo que estaba a mi lado propinándole un buen golpe. (Un biombo de cristal grueso con un peso considerable ). ¿La razón? Ninguno de los dos ni siquiera lo tocamos. Seguramente un camareros u otro cliente que pasaron por el otro lado lo golpeó o movió sin darse cuenta haciéndole perder el equilibrio.