Nos tentó entrar a este restaurante del ...
Nos tentó entrar a este restaurante del casco antiguo de San Vicente, cuya especialidad es la comida andaluza, y justo quedaba dando vuelta la esquina de la cuadra por la que íbamos caminando.
Su entrada de doble puerta vidriada deja ver un espacio lleno de gente y apenas alcancé a divisar el piso de cerámica con guardas simétricas de colores crema, verde y lacre, mesas y sillas de madera lustrada una de las cuales alcanzamos a ocupar por milagro, una muy surtida bodega y una espaciosa barra que siempre está tapada por la concurrencia, cuando salimos había tanta gente adentro como afuera.
Como éramos dos siempre compartíamos todo lo que pedimos y si bien preferímos no tomar nada con alcohol porque debíamos seguir caminando, tomamos una caña cada una acompañada de unos exquisitos montaditos jerezano y gambioli, seguimos con un pan dos de mayo de jamón con tomate y aceite y luego media ración de tortilla de bacalao con ensalada de espárragos cojonudos.
Obviamente que comer postre fue imposible por lo que pagamos la cuenta y nos fuimos como quien dice “con la música a otra parte”. El lugar es muy lindo, por suerte fuimos bastante temprano y pudimos entrar.


