Un pequeño gusto especial: cenar el este magnífico hotel frente al mar!!!
Habíamos estado desde la mañana muy temprano hasta pasada la hora de tomar el té, o el café con leche como mejor prefieran y decidí darme un gusto especial e invitar a la amiga que me recibió en su casa con un cena en este lugar.
Después de los preparativos de rigor, paseamos un poco por la recepción del Hotel, vimos el estar de lectura y el bar y nos dirigimos a la terraza del tercer piso donde se puede comer contemplando el mar pero hacía tanto frío que decidimos ingresar al comedor. Nos ofrecieron una mesa sobre la ventana y nos sentamos allí hasta que se acercó el Maître para alcanzarnos la carta y preguntarnos qué íbamos a beber, mientras tanto observábamos la costanera, el mar, la playa, el viento que balanceaba las palmeras y la Avenida con poca circulación de coches y todas las luces encendidas que permitían ver el exótico dibujo de sus aceras.